TRIADOXA DE STRUKELJ
TRIADOXA DE STRUKELJ
Muchas veces en la vida, me he sentido poeta… luego, casi siempre, me fui dando cuenta de que soy apenas un simple filósofo. Todos somos filósofos, diría alguien famoso…
Un maestro oriental recorría una avenida ruidosa con académicos y discípulos, cuando al acercarse a un puesto de flores, escuchó cantar a un grillo. Hizo la observación, sin éxito, ya que nadie lo escuchaba, excepto él mismo. Siguieron caminando y en breve se oyó repicar una moneda que cayó sobre la vereda. Todos se dieron vuelta… y el líder se sonrió diciendo:
-Todos la escucharon, pues está en sus intereses.
Me ocurre con las semillas. Las recojo del suelo, cuando nadie las ve. A veces las saco on cuidado de las plantas. Y siempre me imagino la cantidad de información que encierran. Las guardo en el bolsillo y las llevo al jardincito que cultivo frente a mi casa sobre la calle. Allí esperan en la tierra el ciclo natural que las hace germinar o no. Es un azar.
Podrían surgir flores, arbustos o enormes árboles… no importa. En la espera displicente, sólo medito sobre cómo esas pequeñas o medianas reproductoras contienen toda la información del desarrollo de vegetales muy complejos, con sus ciclos ya inscriptos en su estructura minúscula. Toda la vida está codificada en esa pequeñez…
Pongo una semilla en la palma de mi mano. La observo. Y es todo silencio…
En el siglo XX se creía en la vida desde la Biología. Los Freud, Piaget, e innúmeros genios, auscultaban la ciencia como explicación de los organismos biológicos. Hoy sabemos que lo que explica la vida es la información.
Somos seres biológicos que procesamos información. En el caso del hombre, una de las maneras de estos procesos es el pensamiento. Por eso he llegado a creer que la epistemología biológico-cibernética está en lo cierto.
Las epistemologías, para decirlo sencillamente, son modelos de conocimiento que posibilitan dar una forma comprensible a los conceptos sobre las cosas. Si alguien dice:
-No asimilé esa idea…
Es que su epistemología es biológica: se imagina todo como un organismo, que digiere, respira, etc. Eso como referencia de base, que predomina en su época.
Así le ocurrió a Freud en sus tiempos, con relación al maquinismo, y entonces hablaba de aparato psíquico, mecanismos de defensa, etc. Porque era la epistemología predominante…
Voy a permitirme una charla analógica, como ejemplo, de cómo se explicaría un caso hipotético hoy, referenciando a la episteme actual de base, esto es la biocibernética:
-Hola profe-me dice un alumno querido-, llevé a mi papá al psiquiatra, porque anda mal…
-Y qué le pasa?-pregunto interesado.
-Está muy deprimido, creo, y no se comporta como siempre.
-Y por qué a un psiquiatra ? - indago.
-Bueno, no lo sé… supusimos que era necesario.
-Hicieron muy bien…- le digo para connotar positivamente, pero luego de un rato me dice:
-Lo derivó a un psicólogo. No le pareció medicarlo, ni darle consejos…
-Ah, bueno, se ve que es un profesional honesto...
-Y por qué lo debo llevar a un psicólogo?
Difícil pregunta si las hay hoy en día en el mundo psi. Pero intento explicarle la diferencia entre consejeros, psicólogos y psiquiatras. Como es joven, conozco su manera de pensar y abordo el tema de esta manera:
-Si tu padre tuviera algo físico, en el hard, digamos, el psiquiatra lo hubiera advertido y habría tratado su cuerpo, medicándolo, operándolo, etc. Pero como su sistema físico, su aparato nervioso, no está lesionado, hizo lo adecuado derivándolo a un psicólogo, para que revise sus palabras, su programación personal, porque es probable que no esté procesando pensamientos adecuadamente… al menos por el momento. Es como cuando en tu computadora supones que se rompe algo físico, y llamas al técnico… si el problema está en los programas, y el hardware está bien, te aconsejará que recurras a un analista programador. Porque lo que hay que ver es otra cosa… los programas del software… Se entiende?
-Creo que entiendo que papá no está enfermo por razones físicas, sino anímicas…
-En los afectos… Quizá procesando algo que le ocurrió y no puede resolver, o un duelo, o una pérdida, alguna incertidumbre… y no logra procesarlo solo, al menos no rápidamente. Es por eso que ustedes lo ven deprimido, que no se comporta como siempre…
-En la escuela me mandaron a un consejero… - sugiere como indagación mi querido jovencito. Eso le ha ocurrido a él – para hablar sobre mis dificultades, cuando murió mi mamá… Es lo mismo ?
-No- asevero -, porque vos estabas sano en tu cuerpo y en tu espíritu, o sea estabas saludable y tu pensamiento procesaba correctamente…pero, tenías que resolver una dificultad muy fuerte, que es el duelo, y no sabías cómo hacerlo…
-Sí. Me ayudó mucho…
-Porque un consejero trabaja desde una relación de ayuda, trabaja contigo sobre todo lo demás. Es el que ayuda al operador, como cuando vos le enseñás a un amigo a manejar el teclado o el mouse. Tu ayuda posibilita un aprendizaje menos largo y sacrificado, y previene de errores que pueden dañar programas y equipos en el proceso, exagerando un poco.
-Gracias, profe. Ahora entiendo lo que le pasa a mi papá…
Como todo ejemplo es imperfecto, es una analogía, en todo caso, y… nada menos que una analogía ! Pero queda claro que la epistemología de este muchacho era en su base, por la época, algo cibernética. Por su contexto de vida, entendía este modelo de conocimiento. Con otros, habría sido más dificultoso… ajenos a él y a su entorno.
Y ahora debo confesar que me ocurren dos cosas… al menos. La primera, es que mis amigos y mis alumnos insisten en que hable comprensivamente, en forma sencilla, acerca de alguna teoría filosófica propia. Lo estoy intentando… Por eso, aconsejo que si ya llegaron hasta aquí con su lectura, piensen si realmente les interesa el tema. Personalmente desaconsejo estas distracciones, a menos que haya una clara vocación. No por su dificultad, sino porque será una pérdida de tiempo, en todo caso. Y no me perdonarán que mi seducción no sea omnipotente.
La otra cuestión es que… ya hay demasiados libros en el universo. Sólo se justifica aportar una publicación más a la infinitud que ocurre en papers y teorías cada día, los que superan en cantidad a las 24 horas, a todo lo que se publicaba hace siglos en toda una década o en años. Por ello mi sincera reflexión sobre si vale la pena seguir leyendo esto. No sólo por su limitada utilidad, sino porque me parece que ya se ha dicho lo suficiente en las aulas, en algunas revistas, y en las redes sociales. Esto de inventar un libro más, puede ser casi inútil, dentro del maremágnum actual y de los medios de comunicación diversos y posibles.
Y si has decidido avanzar en esto, te debo explicitar otra dificultad, aunque más obvia. Y es que nosotros vemos generalmente el Universo a ojo desnudo. Pero los hay que tienen por oficio observarlo con microscopios o con telescopios. Nosotros mismos lo pudimos hacer alguna vez como experimento. Esas visiones son distintas.
Si alguno comunica lo que ve, como le ocurrió a Galileo con el Papa Julio, es difícil de creer que se esté mirando exactamente lo mismo. Y si alguien es reduccionista, va a negar cualquier otra visión que no posea. Es más, no entenderá nunca lo que le proponen como lectura nueva o diversa, como hizo aquel papa, condenándolo al científico injustamente. Y como reduccionista extremo, ni siquiera aceptó en los jardines del Vaticano la invitación de asomarse al telescopio. Esa cerrazón demoró el avance del conocimiento por mucho tiempo.
Así que es importante la actitud de apertura en cualquier campo del saber, y en otros, para poder construir una empatía con otros paradigmas, otras formas de ver, otras Cosmovisiones. Muchas veces ocurre que comunicando lo que veo en el telescopio o en el microscopio, no me pueden creer… porque no entienden. Tienen otro paradigma.
Si puedo compartir lo que veo a ojo desnudo, con las otras visiones sobre el mismo universo, con apertura puedo intentar armonizar las distintas visiones, y construir una cosmovisión más rica y más amplia, como ocurre hoy con el espacio y el mundo subatómico.
Muchas veces en la filosofía ha ocurrido esto: que los reduccionismo impidieron búsquedas maravillosas por la obstinación de las escuelas, los pensadores rígidos, y la falta de comunicación e integraciones con las otras ideas posibles. Por ello, mi intención inicial ha sido en los años, poder integrar, analizar cada pensamiento, pero además, si podían tener alguna aproximación a la certeza de verdad, poderlos hacer dialogar entre sí, para buscar coincidencias, acercamientos, identidades, como una básica epiteme de convergencia.
A partir de asegurarme que observo el mismo Universo en forma natural, a ojo, o con instrumentos adecuados como el tele y el micro – scopios, podré construir una verdad mayor, integrándolas , lo que se denominará Cosmovisión… Porque el Universo objetivo total, quedará siempre fuera de mi comprensión completa posible, ya que es infinito en el sentido de inabarcable. Pero puedo construir mi Cosmovisión, que es mi manera de ver ese universo inabarcable. Y a mayor apertura en mis posibilidades de indagarlo, mejor será mi comprensión de todas las cosas. Si me quedara en la mirada infantil, desculturalizada, analfabética, reduccionista… poco o muy poco lograría entender del mundo. Aunque tuviera los ojos sanos y mi cerebro procesara las imágenes adecuadamente… Entendería muy poco de todo eso.
Así que me pareció una tarea imprescindible intentar una integración sobre diversas formas del pensamiento, incluso desde lo metodológico, ya que los seres humanos pensamos de diversas formas, y procesamos distintamente, según sea el campo de observación o dicho más propiamente, cuando el objeto de conocimiento se compadece del método que utilizo en cada caso. Un académico diría que el método debe ser el adecuado a ese objeto, para evitar las falacias o fallas en la observación y los procesos, ya que parecerá a veces verdadero lo que no se alcanza. Una broma actual circula sobre la confianza en internet, cuando todo el mundo googlea cualquier cosa… lo que no está mal. Pero no tengo certeza por haberlo visto en un videíto de youtube, como los adolescentes de hoy creen… A eso los profes lo llaman humorísticamente, como la nueva falacia de arghumentum ad youtuberum. Claro…es un chiste. Pero a veces se produce la falacia en el sujeto joven que no ha utilizado un método adecuado al objeto que buscaba indagar… al menos con el rigor mínimo en teorías y ciecias que investigan. No se lo aprobarían en la universidad.
2 comentarios:
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Muy interesante leer este artículo suyo a modo de ensayo, sobre el conocimiento y aprendizaje de lo que es la Vida, dando una gran explicación que encierra la semilla y mucho más.
A medida que leía, pensaba en la obra silenciosa del Creador de vida y de mundos, ese desafío a nuestra pequeñez y fragilidad de nuestro destino, como seres pensantes que razonan su propia existencia, sin olvidar que somos parte y todo a la vez.
No podemos prescindir de nada que por alguna razón debe estar en el núcleo de la memoria de ese Gran Silencio, la semilla que transporta la vida.
Siempre ella en todas sus formas, hablará de la evolución y del plan perfecto de su ambicioso y eterno autor; porque en ella está codificado hasta el mismo Amor junto al Odio, aunque nos extrañe el antagonismo. Polos negativos y positivos que reinan en todo el Universo. Sin ellos no seríamos ni buenos ni malos o habrían comparaciones y libertad de pensamiento, para comprender qué nos separa en esas luchas fratricidas como las del hoy, ante una posible Tercera Guerra Mundial.
Y es así como se mueve la historia en rivalidades, hasta la propia destrucción o extinción de otras civilizaciones que han poblado este lugar del Cosmos.
Aprender a conocer nuestra nimiedad o indefensión ante lo malo que trae el odio, con todas las vilezas que se cierne sobre la humanidad, es parte de un plan que nos lleva a desear el buen y el amor que existe en lo profundo de esa semilla como parte de nuestra grandeza creadora de bonanza, haciendo lo contrario por Amo. Esto es lo que me estremece aún a mis años en este lugar, donde ya mi propia existencia es menos; pero aún me regala a través de lo que reflexiono, el poder que tiene la mente para abrirse paso a la verdadera Luz de esa Verdad universal que nos reconcilia con Dios, y donde aún la torpeza y la soberbia se empecina en ambicionar el poder, aunque sea parcelando las grandes naciones, al dividir a sus moradores con los extremismos políticos, porque es más fácil el éxito de quién busca debilitar sus principios y convencer con promesas, imitando a un dios de barro y a quien no descubre, su verdadero cometido sobre esta Tierra de siembra y almácigos de la Creación que sigue negando con falsas doctrinas, teniendo en sus manos la capacidad de hacer el bien en la misma proporción que destruye la esperanza, el amor y la paz en el mundo.
Y hablo de sus líderes políticos que tienen en sus manos la vida o la muerte de los suyos o de los vecinos e incluso, recuperar su credibilidad y liderazgo a través de estas acciones como potencia . Nadie empieza si no hay provocación o en otro caso, una imposición por mandato con amenaza a países democráticos y en paz. Y, si se cobra con vidas inocentes mejor para sembrar terror y hacer ver su fuerza. Pero, no dejar en libertad de acción al contrario, es igual de negativo que lo que quieren hacernos ver o creer que es lógico, al imponerse una hegemonía basada en un tratado, donde se ata la realidad de lis países miembros que lo aceptan de manos del poder más fuerte que lo organiza.
Y como nadie lee la auténtica Historia o coteja la realidad parcialmente, jamás se saben o ven los movimientos del culpable y la actuación del provocador, ni las intenciones de quién ve su oportunidad para desencadenar la inestabilidad geopolítica de esa zona, pero espera que otros hagan los primeros movimientos en el tablero de juego.
No podemos estar tan ciegos a lo que ya sembraba las mentes ambiciosas, pues la semilla del mal es parte de otro almácigo que se nutre de los más inocentes en los combates y prospera. Lo saben los sembradores del mal dejando su cizaña en los trigales de la prosperidad y la esperanza.
Gracias y perdón por ser profusa y quizá ingenua.
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